lunes, 1 de septiembre de 2014

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Ceniza en tus ojos tristes, un halo de locura en tu manera de tocar al mundo, o tal vez nosotros tocamos mucho de ti, no lo sé y no pretendo saberlo, ya no quiero ni entenderlo, sólo estás allí en ese sitio donde todo se consume, tus pies se queman con el pavimento al rojo vivo y así mismo las yagas comienzan a explotar, ya no sientes dolor, entumecida en tus sueños de cristal, quieres perdurar allí pero el terremoto pronto te hará quebrar, y de nuevo,  una y otra vez caes, caemos, chocamos, desapareces y aparecemos, solos, abandonados, poco a poco olvidados.

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