Ceniza en tus
ojos tristes, un halo de locura en tu manera de tocar al mundo, o tal vez
nosotros tocamos mucho de ti, no lo sé y no pretendo saberlo, ya no quiero ni
entenderlo, sólo estás allí en ese sitio donde todo se consume, tus pies se
queman con el pavimento al rojo vivo y así mismo las yagas comienzan a
explotar, ya no sientes dolor, entumecida en tus sueños de cristal, quieres
perdurar allí pero el terremoto pronto te hará quebrar, y de nuevo, una y otra vez caes, caemos, chocamos,
desapareces y aparecemos, solos, abandonados, poco a poco olvidados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario