Nos
subimos a lo más alto de esa montaña a ver como le llamaban las estrellas a los
despistados de abajo, yo quise hurgar en tus memorias, preguntarte cosas
comunes de tu vida pasada, saber el nombre de tu padre y la razón de esa
cicatriz en tu espalda, me emocionaba tanto ver como con las manos
unidas hacíamos más pequeña a la luna, hay personas que sólo se pueden quedar
en el corazón, si las hay. De tus recuerdos vívidos a la pregunta
frecuente de cuánto durará este encuentro. Volví a cerrar los ojos y retuve un poco más el espasmo de un beso fresco en mi cuello.
Nunca estuve segura si lo pudiste sentir, ahora eso no importa, con sólo poner
tu mano en mi pecho te darás cuenta de cómo la altura y quizás algo más afecta
a mi corazón. Nos bajamos para no saber nada más, para no complicar al tiempo y su cronograma. Nos
bajamos para no soñar más.
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